domingo, 6 de mayo de 2012

Capítulo 3

III
La carta”


Habíamos terminado de comer y ayudé a mi madre a recoger la mesa junto a Jack. Erick como siempre no nos ayudaba, y se subía a su habitación a hablar con sus amigos por teléfono o por chat.
Terminé y me dirigí a mi habitación con ganas de sentarme en la cama y leer la carta que me había llegado esta mañana.
Entre en mi cuarto cogí la carta, me acomodé en la cama y la abrí dispuesta a leerla:

Querida Lune.

Se que llevó mas tiempo de lo normal fuera de casa y sin haber ido a visitaros a ti y a tu madre y por ese motivo te he escrito esta carta., para avisarte de que, el trabajo se me ha complicado y no me pasaré por Madrid al menos hasta pasados un mes.

Paré de leer y la primera reacción que tuve fue apretar con fuerza los puños de rabia. Quise arrugar el papel, romperlo y tirarlo, pero era mi padre le debía un respeto y decidí seguir leyendo.

Supongo que lo que acabas de leer no te habrá gustado y no quiero que pienses que para mi el trabajo es mas importante que tú o que tu madre porque no es así. El trabajo que yo tengo es.. es difícil de explicar y ojala pudiera contártelo. De verdad criatura.

En ese momento sentí un escalofrío, una sensación agradable en mi cuerpo. ¿Qué sería?, me pregunté. Seguí leyendo.

No tengo nada mas que contarte tesoro, espero que Jack y Erick os cuiden bien y ti y tu madre. N os veremos pronto.

Atentamente Christian Tara.

Sentí pena, pena y rabia a la vez. Eso es lo que sentí cuando terminé de leer la carta que mi padre me había escrito. Un mes... un mes, no paraba de repetir. Lo echaba de menos y si encima iba a tardar un mes mas en verlo, su vida empeoraba aun mas.

Pasé el resto de la tarde triste, mi madre me preguntó sobre el contenido de la carta y solamente le dije que tardaría un mes en venir. Esa fue nuestra conversación y me subí a mi cuarto, donde pase el resto del día. No cené y no pude dormir en toda la noche. Lo único que hice fue acostarme en la cama, abrazar la carta y llorar. Llorar porque él no estaba conmigo y llorar porque estaba harta de vivir en un mundo al que no pertenecía.












martes, 1 de mayo de 2012

Capitulo II


II
14 años después...”

Mirar por la ventana, era eso lo que hacía. Mirar el cielo con ganas de libertad, de ser libre de aquel mundo al que no pertenecía,aquel mundo en el que no encajaba.

-Señorita Redfield, como veo que la explicación de hoy le interesa mucho,¿podría decirme la capital de Japón?-le preguntó la profesora.
-Tokio...-le susurró sin que la profesora se enterara.
-Tokio-le contestó seria, con esa mirada que mas de una vez había hecho estremecer a la profesora.
-Bien, sigamos con la clase...-contestó esquivando su mirada.
-Gracias..Yuna-le dijo.
-No hay de que.. pero Eva, ya es la tercera vez esta semana. Estas mas distante de lo normal, ¿te ocurre algo?
-... no es nada tranquila- le contestó con una media sonrisa.

Sonó el timbre y todos salieron corriendo excepto ellas dos. Iban tranquilas por los pasillos, ya vacíos. Las dos tenían la misma edad, catorce años. Estaban terminando el segundo curso de la secundaria. Y, ellas dos se habían conocido ese mismo año.
Piiiii...”se escuchó a las afueras del centro.
-Es mi madre-dijo Yuna señalando el coche que la esperaba- nos vemos mañana.. adios Eva- le dijo mientras se alejaba hacia el coche.
-Adios...- solo contestó Eva.

Iba caminando hacia su casa. Se iba sola, pero, no porque nadie pudiera recojerla sino, porque le gustaba ir a pie hasta su casa y pasear por los parques que habían antes de llegar.”Yuna..” pensó mientras iba paseando.
Yuna era su amiga, su única amiga y, aunque la hubiera conocido hace poco, era un gran apollo para ella. La entendía, tenían gustos parecidos, era la única persona, aparte de su padre, que comprendía sus sentimientos.
No conocía a su familia, y ella tampoco le contaba mucho sobre ella. Lo único que sabía es que no tenía padre. Vivía con su madre en un piso en el centro de Madrid. Se habían trasladado desde Tokio por motivos de trabajo de su madre, que ella apenas conocía.
Yuna era una chica muy guapa. Tenía el pelo largo y negro, como el carbón. Sus ojos, apesar de ser de Tokio no eran tan rasgados como, los del resto de los habitantes de allí. Eran grises, como el color del cielo en un día nublado de Madrid.



Llego a mi casa y mi madre esta en la cocina preparando la comida.
-¿Eva eres tú?-preguntó su madre.
-Si mama...- le contestó Eva.
-Hola cariño- le recibió su madre en la entrada con un beso- ¿como te ha ido el día?-le preguntó mientras volvía para la cocina.
-Bien... como siempre- solamente respondió.
-Aaa que no se me olvide, te ha llegado una carta esta mañana, la tienes en tu habitación- le dijo sonriente.
Eso solo podía significar una cosa, que él, le había escrito.
Subió a su habitación, dejó su mochila en la cama y se dirigió al escritorio, donde había una carta. La cogió, en la parte de fuera ponía: “Para Eva”. Eva la cogió y antes de abrirla la olió. Sin duda era de él. Se dispuso a abrirla pero entonces, su madre llamó para que bajaran a comer.
Dejó la carta en su escritorio y bajó a comer. De camino se encontró a su hermano.
-Hermanita..- le saludó- hoy no te he visto salir,¿donde te habías metido?-le preguntó mientras bajaban las escaleras hacia el comedor.
-Con Yuna- solamente le respondió a su hermano, sin apenas mirarle.
Su hermano, se llamaba Erick. Era mayor que ella, acababa de cumplir 17 años. Era alto y rubio, se parecia bastante a su padre Jack. Excepto por una cosa, sus ojos. Los ojos de Erick eran marrones como los de su madre, Victoria. Mientras que los Jack eran verdes. A Eva especialmente le encantaban los ojos de Jack, cada vez que los veía le trasmitian una calidez y ternura que a Eva le reconfortaba. Jack no era su padre, pero lo quería como si lo fuera. Porque se comportaba como tal y siempre estaba ahi cuando lo necesitaba.
Bajamos y en ese momento Jack llegó del trabajo y se unió a nosotros y, empezamos a comer. Victoria, Jack y Erick hablaban, mientras que yo solo comía pensando en una cosa, la carta.

Capitulo I

I
"Lune.”

Era media mañana y el cielo estaba despejado, el ambiente era alborotado, mucha gente recorría las calles de Nueva York. Entre ellas un hombre de unos 24 o 25 años, alto, con un pelo castaño y unos ojos azules como el hielo. Se dirigía a su casa, en ese momento no se imaginaba que una sorpresa le esperaba en ella.

-¿Victoria, estas segura de que podemos estar aquí?- preguntó Jack.
- Seguro Jack, te he dicho que Christian me deja venir aquí cuando quiera, además, será mucho mejor para la sorpresa- dijo Victoria sonriendo. Ella estaba emocionada, hacía mucho tiempo que no lo veía y desde entonces tenía una sorpresa para él.

Pasaron los minutos pero al final llegó a su casa. Cuándo Christian abrió la puerta alguien se le lanzó encima, Christian se asusto pero enseguida reconoció a Victoria. Hacía mucho tiempo que no la veía, siempre la echaba de menos pero no podía ir a Idhún así que la recordaba a través de su anillo.
-Victoria... –dijo él a media voz.
-Hola Christian- dijo ella con los ojos empapados.
-¿Que haces tu aquí?.. perdon-dijo mirando a Jack-¿que haceis aquí, en la tierra?
-Hemos venido a quedarnos, porque...- pero, antes de que acabara Christian la besó.Había soñado con ese momento, el momento de poder volver a besar esos labios que tanto había añorado, y ahora, le daba igual que Jack estuviera delante. Cuando se separó de ella, Victoria se dio cuenta de lo mucho que lo había añorado y le abrazó con fuerza.


-He… hola – dijo Jack con timidez, rompiendo el momento tierno entre Victoria y Christian.
- Jack – dijo Christian con una breve inclinación.
- Erik ven a ver a Chirstian, ven y dale un abrazo- le dijo Jack. Erik fue y le dio un abrazo, pero enseguida se escondió.
  • Es un poco tímido pero se acostumbrará – le dijo Victoria en forma de disculpa.
    -No te preocupes..- dijo Christian con una media sonrisa.
-¿Que haceis aquí en la Tierra?-cambiendo de tema repentinamente-¿ha habido problemas en Idhún?-preguntó Christian en tono serio.
-Tranqilo luego te lo explicaremos todo, pero, primero ven, tenemos que enseñarte algo- le dijo entusiasmada Victoria.

Le condujo hasta su habitación y allí encima de su cama, yacía un bebe dormido. “Otro bebé” fue lo primero que pensó. “Desde luego Jack no pierde el tienpo” fue su siguiente pensamiento.
Victoria fue y cogió al bebé en brazos con la intención de darselo a Christian.
-Yo no... no quiero que..-dijo, pensando en la primera vez que cogió en brazos a Erick.
-Toma..-insistió Victoria.
Finalmente Christian cogió al bebe en brazos y cuando le miró a la cara, el bebé abrió los ojos.
- Te presento a Eva - dijo Victoria con los ojos llorosos.
- ... – Christian no emitió sonido alguno, solo se quedó mirando mudo, a la niña que sostenia en brazos.
-Lune...- dijo Christian porfin.
Victoria comenzó a llorar, pero no de tristeza, si no de felicidad, y Jack la abrazó. Los dos con una gran sonrisa en el rostro, obserbaron a un Christian sonriente y emocionado, pero, sobretodo feliz. Un Christian al que no estaban acostrumbaos a ver, destapando sus emociones tan a la luz.
-Es preciosa, ¿verdad?-dijo Jack.
-No... es perfecta- dijo Christian.
De repente la cara de Christian cambió. Ya no había esa felicidad, volvía a ser el de siempre.
- Habéis venido por ella ¿no?- dijo sin dejar de mirar a Eva.
-Si...- contestó Jack,ya que Victoria, no pudo decir nada. Los tres se dirigieron al salón, tenían mucho de que hablar.
Estaban los tres sentados en el sofa del salón, juento a la chimenea que tenía en el piso. Christian sugetaba a Eva. Desde que habían llegado no la había soltado y la niña no lo había rechazado, ni había pedido volver con su madre.
    -Como tu has deducido, vinimos por ella-dijo Victoria mirando a Eva y rompiendo el siencio que se había formado- cuando Eva nació, dejamos nuestra casa para instalarnos en un pueblo mas lejano de Celestia, porque alguien contó al nuevo rey de Vanissar que yo había tenido un nuevo hijo, pero no de Jack, sino de ti. Y aquello no lo podian permitir, era un peligro para Idhún, según nos dijeron.
    -Entiendo...-fue la contestación de Christian.
-Nos avisaron que fueron a nuestra antigua casa, a buscarnos para capturar a la niña y decidimos huir de Idhún-dijo esta vez Jack- y Shail nos ayudó. Llevaba algún tiempo perfeccionando el como poder abrir la puerta interdimensional y lo consiguió a tiempo- concluyó Jack.
...-Christian solo asintió.
Victoria y Jack se le quedaron mirando. Algo le estaba rondando por la mente y no tenian ni idea de que sería, pero seguro que tenía que ver con su hija.

-¿Os habéis instalado en Limbhad?- preguntó Christian.
-Si, de momento no quedaremos instalados allí, pero,he pensado que, podriamos instalarnos en mi casa de Madrid, es suficiente grande para los cuatro y alli podremos empezar nuestra nueva vida en la tierra- contestó Victoria.
- Me parece una buena elección-contestó Christian sin dejar de mirar a Lune.
Victoria le sonrió.




Los siguientes días los pasaron en Limbhad los cuatro. Pero un día, Victoria decidió ir a visitar a Christian ella sola, para poder hablar con él. Cuando llegó no había nadie así que decidió esperar.

Cuando Christian llegó a casa ya era un poco tarde. Cuando entró se encontró a Victoria dormida en el sofá. Se había quedado dormida esperandole, pero, enseguida se despertó cuando el entró por la ppuerta.
-¿Qué haces aquí Victoria a estas horas?- preguntó Christian.
- Quería hablar contigo,llegué y no estabas y decidí esperarte, pero me he quedado dormida, lo siento- dijo Victoria un poco tímida.
-No te preocupes- contestó Christian mientras se sentaba a su lado en el sofá.
Victoria no aguantó mas y le abrazó y él le devolvió el abrazo.
-Te he echado de menos...- murmuró Victoria.
-Y yo a ti criatura...-le contestó Christian, para luego besarla.
Cuando se separaron se miraron a los ojos. Christian la miraba con unos ojos intensos, unos ojos que aun le producían a Victoria escalofrios por el cuerpo cuando los miraba.
-Te quiero… Christian.
-Y yo a ti.
Se quedaron abrazados disfrutando del momento que tanto habían añorado, hasta que victoria rompio el silencio.
- Sera mejor que me valla...es muy tarde y no quiero molestarte, querrás descansar y seguro que Jack estará preocupado...-dijo Victoria levantandose del sofá.
-De eso nada..-dijo Christian cogiéndola del brazo- tú te quedas esta noche conmigo. Y no creo que le pase nada al dragón, sabe apañarselas solo ¿no?-le dijo con una media sonrisa.
Victoria solo sonrió.

Aquella noche Jack sabía que Victoria no regresaría hasta la mañana siguiente. Y no se lo reprochaba porque, entendía que quería pasar tiempo con Kiratsh. Hacía mucho tiempo que no estaba con él y lo echaba de menos.
-¿Papa y la mama?- pregunto Erik.
-La mama esta en casa de Christian-le contestó.
-¿Y porque?- preguntó Erik.
-Porque hacía mucho tiempo que no lo veía y quería estar con él-contesto Jack.
-Pero no te preocupes porque mañana ya estará aquí con nosotros, vale- dijo Jack acariciandole el pelo.


Cuando Victoria despertó a la mañana siguiente, lo primero que vió al girarse fue a Christian todavía durmiendo a su lado. Lo normal era que se fuera temprano, pero esa vez se habia quedado con ella y eso a Victoria la llenó de felicidad. Victoria aprovechó que estaba durmiendo y le acarició el pelo con mucha dulzura y se acurruco a él mirándolo. Cuando Christian se despertó lo primero que vio fue a Victoria que le miraba con una dulzura que a Christian le enamoraba aun mas de ella.
-Buenos dias..-le dijo Victoria.
-Buenos dias..-le contestó y lo siguiente que hizo fue besarla.
Se acurrucaron los dos en la cama. No querían levantarse. Querían que el tiempo se congelara y los dejara disfrutando de la presencia de la persona que mas amaba y que había añorado mucho.
-¿Crees que conseguiremos acostumbrarnos a la vida de la Tierra?- preguntó Victoria, rompiendo aquel momento.
-No veo porque no.. será dificil, almenos para los niños y para Jack, que hace mucho que no regresaba a la Tierra, pero saldreis adelante- le contestó Christian acariciando el pelo a Victoria.
-Eso espero...-fue lo único que contestó Victoria.